Según Ogue “Tengamos siempre presente que una inversión, para ser tal, y no ser un mero ahorro, tiene que generar más valor que lo que uno adquiere”.
Es decir, si una persona solo comprara stablecoins (Anclada al valor del dólar) no estaría realizando una inversión, sino, más bien, dolarizando sus ahorros, lo cual, en principio, no es una herramienta menor en términos financieros.
Sin embargo, fintechs como Buenbit permiten comprar stablecoins y ponerlas a rendir con un funcionamiento similar al de un plazo fijo, pero con diversas ventajas: no existen máximos ni mínimos, tienen operabilidad 24/7, los rendimientos tienden a ser superiores a los de aquel y se acreditan de forma diaria, y sobre todo, el usuario decide cuándo retirar su dinero, sin necesidad de estar atado a un período determinado.
En nuestra región, las stablecoins más atractivas son las ancladas al valor del dólar, como DAI, USDT y USDC. Esto se explica por las razones obvias vinculadas con la inflación y la devaluación de la moneda local.
Además, las stablecoins son ideales para garantizar la estabilidad de un portafolio de inversión diversificado, más allá del riesgo que esté dispuesto a asumir su tenedor. Por ejemplo, este puede invertir una porción en criptomonedas volátiles, como bitcoin; otra parte puede destinarla a bienes raíces, etc., pero con una base sólida que le brinda el respaldo de las estables, que, en adición, pueden generar rendimientos diarios.
En conclusión, a la hora de adquirir una stablecoin, al igual que cualquier otro activo, es importante informarse acerca de su funcionamiento, capitalización de mercado, circulante, exchanges en los que se encuentra listada, historial respecto de la paridad. Y otro punto de suma importancia es entender si se encuentra regulada en alguna jurisdicción o si es una alternativa descentralizada.