Vale destacar que el debate sobre el rol de BTC como reserva estratégica para los países está abierto. Se va más allá de su volatilidad intrínseca considerando su capacidad de revalorización a largo plazo.

Se trata de una capacidad que el oro ya tiene más que demostrada, siendo la causa por la que se erige como el activo reserva de valor tradicional.  Esta estabilidad lo convierte en una opción preferida en tiempos de incertidumbre económica, ofreciendo protección contra la inflación y la devaluación de las monedas fiduciarias, señala un estudio de la fintech brasileña Bipa.

Sin embargo, muchas de las características naturales del oro que le han servido para ganar su lugar, pueden ser replicadas por un activo más moderno como bitcoin. La moneda digital se ha convertido en un activo resistente al paso del tiempo como el oro y capaz de ser útil en el espacio. De ahí su calificación como «oro digital».

De esta forma, «la liquidez del oro, aunque robusta, no se compara con la de los activos digitales como bitcoin», explicó el director de contenidos e investigación de Bipa, Caio Leta. Además, la necesidad de almacenamiento físico y el riesgo de robo o pérdida son desafíos inherentes a la inversión en metales preciosos, agregó.

Aun así, ambos activos tienen características similares y cumplen las premisas para ser reserva de valor y para ser considerados como «dinero duro», aquel que difícilmente se puede falsificar. Todo esto, porque sus diferencias esenciales derivan de la intangibilidad de uno (BTC) y la tangibilidad del otro (oro).

Tal como ha informado CriptoNoticias, son estas propiedades de bitcoin y el oro las que explican el interés que despiertan entre los inversionistas.  Sobre todo, tomando en cuenta el desenvolvimiento de la moneda fíat más comúnmente aceptada como reserva de valor: el dólar, el cual ha ido perdiendo poder adquisitivo en más de un 95% desde comienzos del siglo XX hasta la actualidad.