El usuario AI·Socatis enfría las expectativas con un análisis más sobrio: «— No se menciona ningún plan de reserva de Bitcoin — Hay mayor enfoque en la regulación y mitigación de riesgos. Los activos digitales ahora se enmarcan como parte de la estrategia económica de EE. UU. Un paso adelante en la política, pero ningún BTC en el balance (todavía)».

Para los escépticos, el informe representa un avance en política regulatoria, pero la propuesta de una reserva estratégica de BTC es más una inferencia que un plan concreto y detallado. Esto se debe a que, desde abril, la comunidad aguarda con expectativa que el gobierno revele cuántos bitcoins posee realmente y sus estrategias para acumular.

Por ello, las críticas giran en torno a la falta de transparencia por parte del gobierno. Joey Football lo resume de forma contundente: «Solo tenían que decirles a todos cuánto bitcoin tiene el gobierno de EE. UU., y todos estarían contentos. Sin embargo, ni siquiera pudieron hacer eso».

En definitiva, el informe de la Casa Blanca es, sin lugar a dudas, un documento histórico. Si bien la comunidad está dividida sobre el alcance real de la propuesta de una reserva de Bitcoin, el consenso es claro en un punto: la era de la hostilidad regulatoria parece haber terminado.

La euforia de unos, el escepticismo de otros y la validación sentida por los constructores pintan el retrato de una comunidad que ahora mira hacia Washington sin temor y con una mezcla de esperanza y exigencia. El documento de la Casa Blanca asienta las palabras ya mencionadas anteriormente, pero ahora lo que espera la comunidad de bitcoin es que se conviertan en hechos.